jueves, 30 de octubre de 2008

Sus Clavículas de Marfil (pág. 28)


De esta luna tardía, hay solo estrellas,
Este caprichoso sol se ha vestido de luna llena.
Hay un lago lleno de luces naufragas y paulatinas.
Una voraz neblina de redoblados esfuerzos
Por persistir y mantenerse a flote.

Nada que decir de la lluvia que nos canta a ciegas bajo su propia textura.
Madrugada de colores pintada a crayola.
Crayola pintada de madrugada a colores.
No sé nada de ti y no sé qué esperas,
Eres bella, indiscutiblemente bella.

martes, 28 de octubre de 2008

Diablos Albinos


El olor a marihuana merece prender un cigarrillo. No lo soporta.

La primera vez que sintió el olor fue cuando estaba en el estadio, en popular, tenía 13 años. No pasa nada barrio, dijo, ya estoy duro. Mentira, ni siquiera fumaba. Una bolsa llena de orines lanzada desde la zona alta reventó a pocos metros de su respuesta. En el cielo gris un paracaidista portando una antorcha de luz amarillenta descendía hacia el medio del campo del Estadio Nacional. Foker, Foker, se mofaba a todo pulmón la barra aglutinada de euforia señalando al improvisado paracaidista. El Foker era un modelo de avión donde años atrás, debido a un aparatoso accidente, todo el equipo de Alianza Lima había perdido la vida, menos el piloto. El piloto era crema decían. Inventaban canciones de tiburones cremas deglutiendo las gónadas de los futbolistas, estos imbéciles pensaba, si en las playas de Ventanilla no hay tiburones. Pero no podían contradecir nada. Ahí todos son soldados. El que no salta es un cagón. Salta, salta aunque se te caiga la china para regresar porque si no te agarran a cachetadas con mentada de madre incluida. Parecían todos con los dientes afilados. Uno de los dirigentes de la barra se había puesto un vestido de quinceañera, rosadito, con bobos y saltaba como endemoniado mientras los demás aplaudían, abriendo paso para que la otra barra, en la zona sur, pueda distinguirlo. Habían pasado 15 años desde que Alianza no ganaba el campeonato. Aquella fue la primera vez que sintió tal hedor.

Pero ahora era diferente. Sentado frente a Bruno no tenía que aguantar ese aroma del diablo. Así le decía su madre, hijito, nunca te metas droga porque el diablo se mete con sus ángeles en tu cerebro y te hace hacer malas obras, no mami, nunca. Sonrió pensando que la vieja todavía lo creía un santo.

- ¿De qué te ríes maricón? - preguntó Bruno sin apartar su mirada de las cartas que barajaba.

- De nada Bruno - contestó acercando el encendedor a su cara, ya sabía cómo se ponía Bruno después de meterse unos tiros. Empezó a llover y a retumbar el cielo, como cuando los volquetes se ponían a descargar piedras en el río Rímac para hacer los muros de contención, al mismo instante, iniciaron su partida de póker. Bruno se ha fabricado un perfecto troncho con hojas de tabaco húmedas que recubren el cannabis casi con cariño y Mateo se fuma el penúltimo Parliament que le queda en su cajetilla.

- No sé por qué te jodes la vida con esa vaina, Bruno - le increpa Mateo haciendo un perfecto aro con el humo del cigarrillo.

- Bien sana es la cochinada que te fumas - le responde.

- Claro, es light - replica Mateo, sabiendo que lo que acaba de decir es una tontería más de las compañías tabacaleras y que si sigue fumando dos cajetillas diarias es probable que muera en 20 años de cáncer al pulmón, en 20 años habré muerto como quiera, piensa y sonríe otra vez, pero siente que su cara está demasiada desfasada. Se siente un modelo de Picasso.

- Fumar es aburrido huevas, con la marimba al menos sientes algo.

- Con esa no - argumenta Mateo cerrando los ojos y con aires de intelectual. Lo único que le había surtido efecto era el hachís y alguna eventual cocaína sin cortar. Como la de esa noche. - Con esa te vuelves bruto nomás - tomó un poco de agua. Sus ojos estaban abiertos como de goldfish asustado.

Bruno se levanta y prende el radio. Dispatch los sumerge en sus acordes y en las pavadas que hablan en cada concierto.

- Estos pendejos andan más duros que nosotros - suspira Bruno algo cansado. Se refiere a Chad Urmstone. Está stone piensa Bruno, pero no lo dice porque inmediatamente se le olvida.

Esa noche no tenía por qué haber sido diferente a las otras. Se juntarían con Fred, tomarían un taxi, irían a un bar cercano a la Universidad Rutgers, al Budapest no, pero a cualquier otro bar. Harta universitaria con minifalda. Es verano, todos en polito nomás, Fred en shorts como siempre. A Hamilton con Easton. Llegan. Pagan. Mateo pone la propina. Bajan. En la esquina el bar de siempre para calentar motores. Whisky on the rocks para todos. Aquí no hay vainas. Aquí se ha venido a chupar duro y parejo para pararse a punta de chamos.

Después de la tercera ronda salen a fumarse un cigarrillo.

- Fred, si sigues fumando mentolados se te van a empequeñecer los testículos.

- Mejor, así dejo de ser huevón - le responde a Mateo, los tres ríen.

Una ronda más y se van. Los universitarios todos han salido a los bares por fin de ciclo. Parece Jr. De la Unión en día de la madre. Caminan por la Hamilton, en busca del Queen Mary, el bar está como manifestación del CGTP, revuelto, sofocante y lleno de gente. Conocen al bartender. Brandy para todos. Tres rondas. Una de tequila. Todo parejo, todo parejo varón. Algo mareados salen. Pero todavía están frescos. Bruno tiene el número telefónico de una chica que no llamará. Fred se ve un poco afectado. Supremacía irlandesa dice, sonriendo y fumando su mentolado. Bruno le dice chócala. Mateo no la choca porque es peruano.

Primer tiro, esquina de Hamilton con Louis. Segundo tiro, el baño de otro bar del que nadie recuerda el nombre, pero recuerdan que vieron a una pelirroja sensacional, Mateo le habla, consigue su teléfono pero lo perderá en la pelea. Tercer tiro, un ático en la casa de un amigo de Bruno. Está repleta, puros cachimbos. Nadie baila, sólo ingieren alcohol y drogas en el baño. Cuarto tiro, el mismo ático del amigo de Bruno, Phish a todo volumen. Quinto tiro, conversando con Jim Morrison en el espejo del baño del ático del amigo de Bruno. Sexto tiro, los dientes son estalactitas que se enfurecen y se enfrían y la quijada es una zampoña de los Kjarkas pero hecha de plomo, pesa, pesa como si le perteneciera a otro cuerpo, los ojos están tan abiertos que parecen tener su propio plan de escape.

Salen los tres del baño. A Bruno lo invitan a jugar una partida de dardos. El acepta, los cuatro años en el ejército le han enseñado a ser competitivo. Los dos metros de Bruno le dan ventaja por sus brazos largos. Gana. Gana a todos. Fred se aburre con una gorda en la esquina. Ya no puede pararse. Mateo está histérico y bebe cerveza directo de una manguera surtida por un barril. Bruno gana otra vez. Doble o nada le dice un chiquillo completamente sobrio. Yo empiezo, le responde Bruno. Al lanzar el último dardo el muchacho le mueve el brazo. El dardo termina en la pared. Bruno sonríe. Pero Mateo deja de tomar cerveza y hace un barrido del ambiente, él conoce esa sonrisa de Bruno y ya escogió al más grandote de los muchachos con el que se peleará primero. Si le pegas al más grande, los medianos la pensarán y los pequeños ni se atreverán a acercarse. Por algo has sido barrista Mateíto, por algo tantas broncas saliendo del Matute, por algo toda la calle aprendida. Bruno coge el último dardo que fue a dar a la pared. Lo mira a Mateo. Mateo entiende, ya está listo. Fred está en el baño vomitando, la gorda buena onda lo ayuda. Bruno besa la punta del dardo y lo lanza a toda velocidad contra el chiquillo. Se clava en su estómago. Grita. Empieza la batalla. Bruno desmaya a dos chibolos casi con el mismo golpe. Mateo patea la mesa donde están los tragos para que nadie agarre botellas, todo se rompe en el piso de vinil. Agarra la mesa y se la tira al grandote escogido. Bruno parece no necesitar ayuda. Piensa en Fred. En ese instante Fred sale del baño con los tacos aguja de la gorda empuñados como si fueran dagas. Mateo piensa en reírse pero siente un golpe seco en la espalda, un enano le ha reventado un taco de billar, pero no le duele. Sólo lo enoja más. Con el mismo taco quebrado lo golpea hasta que su brazo se cansa y el que lo golpeó ya no se mueve. Todas las mujeres les gritan e insultan. Les tiran sus vasos. A Fred le abren un corte en la frente. Aguanta Fred. Esto ya se acaba piensa Bruno. Mateo sangra del labio. Bruno está ileso y a su alrededor como racimos caídos de un árbol yacen algunos cuerpos quejumbrosos. Todos gritan y tiran cosas pero ya no se atreven a pelear. Bruno les dice a todos que son putas y baja lentamente las escaleras hasta la calle. Fred y Mateo hacen lo mismo. Mateo se lleva el barril de cerveza apoyándolo en su cintura y con la otra mano ayuda a Fred que sigue sangrando. De la ventana los insultan y tiran vasos de vidrio. Metallica está de fondo musical. Es perfecto.

Los tres se ríen y caminan por la calle. Mateo se da cuenta que el polo que llevaba está roto en el bolsillo delantero. El número de la pelirroja, piensa y trata de recordarlo. Es inútil. Fred para de sangrar en el taxi de regreso. Bruno está empiladazo. Se mete más coca ni bien llegan a la casa. Fred y Mateo ya no quieren. Fred se echa a dormir en el sofá instantáneamente.

Bruno y Mateo se sientan a jugar póker. Mateo gana. Doble o nada le dice Bruno. Gana otra vez. Paga maricón le dice Mateo. Bruno se levanta y le dice que vayan al jardín y que si le saca la mierda le paga el triple. Mateo sabe que Bruno lo puede asesinar de lo duro que está. Prende su último cigarrillo. Empieza la batalla. Charcos de lodo, lluvia, granizo y más sangre.

Dos semanas más tarde. Los tres salen del gimnasio de jugar frontón. Mateo sólo los miraba porque tiene una costilla rota. Están contentos. Ese fin de semana no hubo juerga. Incluso hicieron carne asada en el jardín con ensalada de papa y gaseosa.

Cuando están en el estacionamiento del gimnasio para regresar a la casa, una camioneta en persecución policial los embiste a toda velocidad. Fred fallece a los dos días. Bruno está devastado, a las dos semanas lo envían a Irak. Un mes más tarde le dicen a Mateo que su esposa falleció en un accidente, pero no puede ir a Perú porque es ilegal y no tiene documentos. Mateo visita todos los meses a Fred pero nunca llora, tampoco habla, sólo se queda mirando la lápida por un rato. A veces lo acompaño.

domingo, 19 de octubre de 2008

Tristeza y Felicidad


Bajo mis ojos unos costales oscuros de sentimentales y a veces adoloridas amanecidas se dibujan monocromáticos y tan inciertos como la vida misma. Son mis ojeras sobrecogedoras con una personalidad tan impávida que parecen atadas a sus propios deseos, a su propio estigma. Quedo mirando mi reflejo en el espejo y apenas me reconozco. Desde ayer ese taxista desgraciado que bajó la velocidad sólo para insultarme me ha tenido pensando en sus palabras con una seriedad que no me pertenece. Entre otras muy hirientes, me dijo infeliz. Abro el caño y un chorro de agua caliente me adormece las manos. Pienso en todas esas personas que conozco, retazos de recuerdos van deslizándose como una bailarina exótica en el brillante tubo. Caras, imágenes, historias. Trato de descifrar la felicidad, si he conocido personas felices, si se parecen a mí. Trato de descifrar la tristeza. Las dos parecen hermanadas como zapatitos de bebé en el espejo retrovisor de las combis.

Aurora baja corriendo las escaleras del Hospital Grau para dirigirse a su casa, ha sido una noche larga en la unidad de cuidados intensivos. Su uniforme turquesa no logra impedir que su figura se traduzca en la acostumbrada sensualidad que provoca. Está cansada y pegajosa, pero eso no impide que se columpie una leve sonrisa de satisfacción en su rostro. Es feliz. Siente que está aprendiendo a ser enfermera. Siente que pronto podrá salir de su casa y vivir con Manuel finalmente. Entonces siente el aliento de cigarro añejo. Ya es demasiado tarde para reaccionar. El Dr. Alvarado la ha estado siguiendo por el corredor sin que se haya dado cuenta. Y ahora se acerca a ella como un toro salvaje. Con los pelos blancos que salen como raíces en manglar de su nariz, haciendo juego con sus bigotes blancos de western. La toma de la cintura y le dice con una sonrisa amarilla, nos vemos hijita. La aprieta contra su pecho. Ella sonríe sin ánimo y en tono de súplica. Pero ya se ganó el viejo desgraciado con sus senos. Ahora está enojada y sale a la calle. Manuel la espera con un ramo de rosas. Es su aniversario. Ella sólo le dice que quiere ir a su casa a dormir.

- Bieto, Bieto - ríe descontrolado. Son felices.

Ahora lo entiende con claridad. Más claro que el vodkatonic que se acaba de pedir. Aurelio lo mira con desparpajo. Y qué más te dijo, pregunta Aurelio. Sin responder se lleva la mano al bolsillo en busca de su celular que vibra sin ganas. Toma un trago, es feliz. Escucha la voz del gordo por el teléfono. Nicolás, no nos dejan entrar estos pitucos de mierda. Nicolás se pone en pie y baja las escaleras riendo, para qué eres cholo pues, le dice al gordo. Llega a la puerta y le dice al guardia de seguridad que el gordo y el chato píldora son sus amigos y que los deje entrar. El guardia de seguridad se aparta como puerta corrediza. Suben y se sientan con Aurelio. Todos ríen de lo que acaba de ocurrir. Ya entrado en tragos, dos horas más tarde, el gordo se levanta tambaleado y decidido resolla, este huachimán de porquería ahora va a ver quién chucha soy yo. Aurelio trata de detenerlo. Nicolás le hace un gesto para que lo deje. Toma otro trago y ya no es feliz.

- Te estoy llamando para que me saludes por mi cumpleaños - es Milagros, no le reconoce la voz. Hablan y son felices, pero se despiden pronto y al menos él, ya no lo es.

Susana tiene cinco meses de embarazo y no es feliz. Ya le dijeron que son mellizos. No quiere pensar en los nombres. Roberto está emocionado comprando ropa de bebés en Gamarra, después de tantos avatares podrá hacer la vida que siempre quiso con la mujer a la que estuvo devoto desde secundaria, su Susanita linda. Susana está enamorada de otro hombre, su nombre es José. Ellos han sido amantes por un año. Roberto lo sabía y planeó todo hasta que lo consiguió. Ahora nada podrá separarlos. José está manejando su camioneta hacia Punta Hermosa cuando Susana le cuenta que está grávida. El la felicita. Ella recuerda cuando salía de la playa en su bikini de conchitas de mar y José la esperaba en la hamaca tomando un Gatorade para la resaca. Ella recuerda cuando le decía a José que quería irse a vivir a cualquier lado que no sea Perú. Que lo conseguiría. Que no se casaría ni tendría hijos hasta los 33 años. Pero faltan 12 años y tendrá dos.

El único trabajo que tiene Mario es buscar trabajo. No es feliz.

Rocío tiene 37 años y ha perdido a Judith, a Xiomara y a Carlos. Esta es la cuarta vez que lo intentará. En el fondo sabe que su probabilidad de éxito es casi nula. Piensa en que todavía podrían adoptar. Entonces es feliz. Toma su rosario y le dice a Luis que deje de llorar.

Daniel y David tienen la misma edad y son amigos desde los 6 años. El hallazgo en el cajón del padre de Daniel ha sido suficiente para hacerlos felices a los 10 años. Es una revista Playboy que esconderán en el techo debajo de unos ladrillos cubiertos de maíz para que las palomas defequen y nadie se atreva a moverlos. El plan es perfecto. Además a David le ha salido el primer vello púbico y se siente un actor mexicano, se siente como Andrés García. A los dos días se le cae y ya no es feliz.

Miguel llega a su casa en la moto que le regaló un feligrés. Está lloviendo pero sabe que llegará pronto a casa donde su esposa y su hijo lo recibirán con alegría y chocolate caliente. Le abren la puerta los dos, el niño en brazos. Hay goteras por todos lados como si la casa toda se rehusara a compartir la felicidad que él siente. Pero la sonrisa de su esposa basta y sobra para poner ollas por todos lados que contengan el goteo desenfrenado. Miguel es ministro de una iglesia protestante. Se sienta a la mesa, abre su agenda y ve que no ha conseguido el número de personas bautizadas, inscritas y por lo tanto donantes de ofrendas, en el periodo que le habían asignado. Arrastra la silla y se dirige a la salida, toma la manija de la puerta y con la otra su abrigo impermeable, voltea, la esposa ya no sonríe. Se sube a la moto y no arranca. La lluvia lo apedrea.

Maritza gana su tercera partida seguida de Majhong y es feliz.

Ernestina es feliz porque todavía puede recordar su nombre. Lo repite sin cesar mientras observa fotografías mordisqueadas por el tiempo y la luz solar. Sin duda eran tiempos mejores. Todos se veían tan elegantes, no como los muchachos de hoy. Se pone triste porque no se logra reconocer en ninguna de las fotos, otra vez olvidó su rostro.

Me termino de afeitar con una entrega de artista italiano del renacimiento. Me pongo las cremas. Mi piel es tersa, suave, como comercial de Nivea. Todos mis personajes desaparecen en mi cabeza diciendo adiós con las manos y pañuelos blancos, alejándose en el Titanic. Qué será de la vida de toda esta gente en este momento, pienso, mientras me pongo las medias de nylon negro. La faldita corta, los tacos, arriba nada, sólo el abrigo. La peluca pelirroja que combine con el color de los labios. Le ruego a mi San Martincito que nadie me insulte, que nadie me pegue, que me paguen con sencillo y que me perdone por ser tan pecadora, mejor dicho pecador. Sí soy feliz, repito en voz alta. Paro el taxi. ¿Cuánto al Puente Quiñones?

sábado, 11 de octubre de 2008

César


César me ha pedido hace dos meses que hoy lo acompañe a su juramentación para convertirse en ciudadano americano.


No sé por qué le dicen americanos a los estadounidenses. Una vez le inquirí a uno: I am Peruvian, ok? So you are Unitedstatian? Creo que contaba con total respaldo de la lógica. Con su perfecto y envidiable inglés me respondió, yo soy americano. ¿Y yo que soy? Le inquirí con la seguridad que no sabía dónde quedaba Perú, y listo para darle una nutrida clase de geografía, me respondió casi instantáneamente, you are all mexican. Nos reímos porque mi falta destreza chicharachera en inglés me impidió hacerle frente, no supe que contestarle. Mantenemos una cordial relación en base a chistes racistas que a mí no me molestan y a él tampoco cuando hago referencia a su ascendencia alemana. Y sí pues, no hay palabra en inglés que traducida sea estadounidense. Los ingleses nunca se imaginaron que podrían llegar a haberlos.


Mi despertador suena y calculo cuánto en realidad vale la amistad con César. Me levanto. Es demasiado temprano para cualquier cosa. Mi insomnio que me aniquila con una algarabía casi ortodoxa me abandona justo ahora que ya tengo que esperar por César que me recogerá en su convertible. Recuerdo que ya no tengo más Alprazolam. Y que tampoco iré al doctor para pedir receta. Si estuviera en el Perú sería diferente, la bocina tan cubana y estruendosa me corta la melancolía en un chín. César está con una camisa blanca, con un pantalón de mezclilla y con unos zapatos de cocodrilo que me parecen detestables pero que siempre usa en ocasiones especiales. Subo al carro sin decir nada y quedo dormido a medias haciendo un mapa imaginario de las calles por las cuales creo que pasamos. Odio ir al centro de la ciudad. No hay nada mejor que estar en nuestra pequeña islita de Key Biscayne donde nunca pasa nada y uno puede ver el mar atrás y adelante dándote la sensación constante de ser parte de un naufragio. Toma toda la 913 hasta llegar a la 95 luego la salida 2A hasta la avenida S Miami, dobla a la izquierda, después a la izquierda otra vez en la calle SW 1st, en esta, en esta cabrón, ya te pasaste, gira a la izquierda en la siguiente, ahora a la izquierda, aquí estamos en la avenida SW 1st, sí, sí huevón una es calle y la otra avenida, estos gringos no se les ocurre nada mejor que poner nombres repetidos.


Por supuesto no hay estacionamiento en ninguna parte y tenemos que dejar el carro a unas 8 odiseicas cuadras. A nuestra edad y poca capacidad pulmonar por la bohemia vida que nos vimos obligados a vivir, es toda una travesía surcar esas iluminadas calles por el sol que se avecina como comercial de D´onofrio con sus rayos que ya se van sintiendo como flechas a través de nuestros decaídos cuerpos. Llegamos y yo me siento Atlas. El edificio de 15 pisos parece una enorme estructura de nichos. Pienso en el cementerio de Chaclacayo y me preocupa la idea de que cuando muera no haya un espacio para mí.


Me pregunto para qué Estados Unidos querría un ciudadano como César que lo único que sabe hacer bien es presumir de sus erecciones y de lo exitoso que es con las mujeres. Al entrar a la sala de espera, después de una rigurosa búsqueda por armas de destrucción masiva en nuestro bolso de cuero bamba, me doy cuenta que hay mucha gente que quiere ser estadounidense. Entra, está nervioso, le digo que se calme que si no pasa el examen escrito es porque no merece ser gringo, y me río, no le causa gracia, porque desde que vi las preguntas me burlaba que estudiase con tanta entrega diciéndole que hasta un dirigente del SUTEP podría salir airoso de tal prueba. Firma su nombre y nos sentamos. Yo leo al viejito Cisneros que me parece entretenidísimo. Debe ser porque también a mis cuarenta y tantos me considero una momia. Y cuando sea viejito quiero ser como él y montar bicicleta por toda la Costa Verde y tener los amigos que él tiene.

La sala de espera está correctamente alfombrada, un televisor en mute parece más de adorno que informativo, CNN con las noticias del pequeño accidente que tuvo el presidente Obama al salir de cacería con sus amigos blancos como él, en fondo mímico. Las personas esperan ansiosas, acompañadas de sus familiares, o abogados, o amantes, un grupo de mexicanos están todos bien vestidos esperando que el papá sea ciudadano, listos para celebrar como si se hubieran sacado La Tinka. El primero en la familia dirán orgullosos, él nos salvará de ser ene enes. Entran dos hindúes, son esposos, él me pide un lapicero, también está nervioso, le miento y le digo que no tengo. Porque quiero subrayar a Cisneros. Después me doy cuenta que de pura vergüenza no sacaré el lapicero para que no se dé cuenta que le mentí y me arrepiento de no habérselo prestado, luego de observar cómo ha sufrido por conseguir uno con formas de mendigo en su peculiar acento para hablar inglés. Hay una rubia que espero que sea holandesa para que sea perfecta en mi fantasía erótica que no deja de hablar por teléfono en un idioma que no logro descifrar. César me dice que es danés. Por supuesto la mayoría son cubanos, con el tiempo he aprendido a quererlos a pesar que el principio no soportaba su hablar angurriento y estrepitoso. Anippe Funsani, door 2, dice una voz electrónica parecidas a las de los aeropuertos. Boleslawa Chrzciciel, door 1, un polaco de 2 metros con barbas rojas y sombrero se apoya en su bastón y va hacia la puerta equivocada. Phanindra Chandrashekhar, es el hindú sin lapicero a punto de un derrame cerebral por su nerviosismo desmedido, door 1. César Rodriguez, door 2, que poco llamativo es tu nombre viejo huevón le digo. No me responde y se para con la solemnidad de estar yendo a un fusilamiento. Tranquilo, le digo.

Pasa una hora. Sale enojado, pero disimulándolo con una sonrisita de turista japonés. Asumo que lo jalaron en el examen. En el ascensor me dice, hijos de la mala madre, que se metan su ciudadanía por el culo que no les voy a pagar más de lo que ya les he pagado a esos hijos de puta toda mi vida. César paga más de 500 dólares a la semana en impuestos. Yo lo sé porque trabaja para mí. El Estado le dijo hace un mes que le debía 7000 dólares por un préstamo que sacó de su jubilación para comprar el convertible. Que si no lo paga, no será ciudadano y no podrá votar por el hispano que se está lanzando como candidato. César no ha tenido esa cantidad de dinero para devolver. Había pasado el examen perfectamente. Hablaba mejor inglés que el que le hizo la entrevista. Pero le debe al Estado 7000 dólares y eso no se lo perdonan ni al Papa.

No jodas y vamos a desayunar le digo. Él con sus ojos encendidos y más azules que nunca me dice que me dejará en mi casa. El trayecto es silencioso y termino de leer a Cisneros.

Hace unos minutos me ha llamado. Dímelo muchacho lo remedo hablando como cubano sabiendo que es él. ¿Puedes? Me pregunta. Tú qué crees le respondo. Ya te hice el depósito hace una hora viejo cabrón. César va a ser un buen Unitedstatian.

sábado, 4 de octubre de 2008

Sus Clavículas de Marfil (pág. 54)


Debe haber un lugar mágico donde me permita albergarme entre tus brazos sin que te des cuenta.
Un recinto donde pueda reclamarte sin hacerte daño.
Un momento en el que pueda abrazarte sin pensar que soy otro.
Un beso que no tenga el sabor arrítmico del odio.
Un abrazo que no estorbe el corazón ni flagele el alma.

El problema es que el olvido no existe.

Aun no he inventado una fórmula para amarte sin odiarme.

19 julio de 2023


Al salir de la ducha luces tan bella como hace 15 años, la toalla que aprieta tus senos da la sensación que te acaricia, la otra en tu cabeza te brinda la oportunidad de ser una princesa zulu. Tu despiadada sensualidad te hace invisible. Irreal. Vas caminando hacia la habitación donde ya no dormimos hace quién sabe cuánto, pero te vas meneando con la única forma que has caminado para todo, hasta cuando fuimos a bautizar a Alessandra y el cura no hacía más que agarrar su rosario fuerte cual salvavidas, como una diosa encaprichada. Tu cabello que es ahora rojo intenso como si fuera sacado de una escena de crimen pasional se suicida por tus hombros. Un portazo me cachetea el alma. Esta vez no hay marcha atrás.

Sentado en el comedor me sirvo un vaso de whisky, son las 8 de la mañana pienso, qué chucha, me respondo. Y en el primer trago que me va pateando la tráquea como futbolista encojonado tengo la certeza que todo era mejor cuando no teníamos todo esto. Miro alrededor y no termino de ver la sala, es tan grande pienso. Cuadros de Mara Rosario, le dije que su nombre sí era artístico, que por fin se decidió a pintar llenan las paredes. Más tarde vendrán a almorzar, y todo será diferente. Ya no seré parte de ellos. Habré perdido filiación. Liliana felizmente está lejos porque si no sería demasiado. Nos ha ido tan bien que estudia medicina en La Sorbona, y habla francés como si siempre lo hubiera hablado. Sería demasiado verla y contarle lo que vamos a hacer en una hora. Ella no me lo perdonaría nunca.

- Ya estoy lista. – Me dices, sin mirarme.

Al verte siento que te voy a extrañar, todos los días hasta el fin de mi vida. Porque desde que te conocí siempre te he extrañado. Porque reír a tu lado es irremplazable. Porque cada vez que te veo durmiendo siento que el tiempo se detiene, que los grillos se callan, que la luna se deja de vainas, que la noche, sus mariposas y todos venimos de puntitas como cojudos a observarte. No sé que voy a hacer sin ti.

Alessandra se levanta y sale caminando restregándose los ojos justo cuando estamos por salir. Te miro, me miras, puedo ver que todavía tienes lágrimas pero que no se atreven a rodar por tus mejillas, hasta ellas no hacen ni un carajo sin tu consentimiento.

- Te espero en el carro. – Y bajas fulminante con tus botas alucinantes.

Yo abrazo a Alessandra. Es idéntica a ti y a Liliana cuando eran chiquitas, ustedes me han estado secuestrando el corazón con ese rostro hace más de 20 años, no es justo. Papito y mamita verán al tío Rubén y regresamos a desayunar contigo ¿ya mi amor? Dile a Eugenia que te prepare lo que quieras. Rubén es hermano del esposo de Mara y es abogado.

Hoy es sábado,


hay una llovizna inconclusa, una humedad del caribe y una tristeza del carajo impregnada en cada árbol. He ido a la iglesia donde un predicador hispano pero nacido aquí, tratando de hablar un español (como dicen ellos, pero si mi amigo vasco se enterara que le dicen español a la lengua de Castilla los fusila a todos) adoptado de cubanos o boricuas porque no pronuncia la R al final de la palabra, intenta bajo todo su compostura y calva meditación hacernos creer que por ser adventistas somos la última Coca Cola del desierto. Luego la musiquita angelical que me hace sentir más pecador que nunca. Luego la oración que me hace sentir que nunca veré a Dios sentado en sus nubes con la barba de Juan Luis Guerra y una sonrisa de ortodoncia perfecta viniendo para resucitarme y llevarme una eternidad. Una eternidad, pienso absorto. ¿Qué es lo que se hace en una eternidad? Según Borges servía únicamente para hacer todo lo que se puede hacer más de una vez. De seguro mucho de lo que quisiera hacer allá no podré hacerlo porque no estarán mis personas favoritas. Creo que ningún escritor estará allá. Y si yo llego a serlo, tampoco.


Suena mi teléfono y me pongo rojo de la verguenza. Es la voz de un banco, sí, los bancos tienen voces, disfrazadas de cordialidad. Diciéndome que por no tener dinero en mi cuenta me quitarán el poco que tengo. Qué quedaré con 5 dólares. Lo peor de todo es que esos 5 dólares no puedo sacarlos. Luego me quitarán otros 15 y me quedaré con -10. Confío en que Bush nos rescate a todos aunque yo no tenga hermanos que apelliden Lehman. Porque hasta donde sé a los que tienen más dinero se les proporciona más para que no tengan -10 como yo.


Un codazo dulce me devuelve a la irrealidad de la iglesia. El predicador me mira con sus ojos de chivo expiatorio y me extiende la Biblia para que lea en voz alta. La leo con mi perfecto español, perdón castellano. La señora que me dio el codazo se rie solapa y me dice que sólo me falta la corbatita azul, que hablo como Bayly. Le sonrío en inglés y apago mi celular.


Pienso en cómo será tener -10 en el banco. Y en cómo llegué a parar aquí.

jueves, 2 de octubre de 2008

Perception

Jean Piaget described adaptation as assimilation of something followed by accommodation. Nonetheless as humans we’ve developed an unusual ability to interpret this information of reality through our intrinsic perceptions. For example a person who suffers bulimia may perceive food as something harmful for his organism or an alcoholic may believe that alcohol actually helps him get through the day. Seeing our environment as a non changing entity will diminish our capacity to adapt to its variations which we are responsible for. Of course there is nothing we can do if we do not modify the way we encounter this issue. If we don’t assimilate that our activities are causing this untenable growing.

What do we visualize when we hear of environmentalists? A bunch of romantics and vegeterians saving what is already lost? A group of people against economic growth and production? Nicholas Stern former economist of the World Bank stated that the depredation of environment ecosystems will provoke a reduction between 5 and 20% of GDP annually. On the contrary, the cost of reducing greenhouse gases emissions and using resources wisely will represent 1% of World GDP. Protecting the environment nowadays can be viable and profitable. It’s is our perception that seems biased and puerile.

A man was admitted in a mental hospital because, in his insanity, he believed to be a corn grain. Psychiatrists treated him and after some time the delirious conviction was cured. The patient was discharged from the hospital. On his way home, he bumped into a hen and immediately ran back to the hospital. When he explained what had happened to him the doctors explained him he was cured and there was no reason for him to believe he was a corn grain. I know, the man replied, but if the hen doesn’t now that?

So how do we change people’s perception in order to make an improvement in the World we are destroying by our wrong using of resources? No easy answer for that. Because the facts are conclusive and irrefutable, nevertheless we have proven facts are not going to change perception. What we can do is work to solve the problem itself, be part of the solution. Your inputs will not make a difference? They will make a difference in you. And if they do, we both can say this hypothesis is false. 31.03.07

Política

¡A Palacio Carajo!

En julio del 2001 las protestas condensadas en una gran marcha llamada los Cuatro Suyos inundó Lima y otras partes del Perú. A diferencia de la opinión de muchos, esta muchedumbre no apoyaba en su mayoría la candidatura de Alejandro Toledo, estos peruanos que inundaron las calles virreinales obedecían a la tendencia democrática. Mujeres, trabajadores, estudiantes intentábamos secuestrar la dictadura que como quiste había asolado la libertad nacional. No vitoreábamos por Pachacútec, sólo queríamos que Fujimori se vaya. Ese día no vi a Ollanta Humala por ningún lado.

Frente a Palacio de Justicia una imagen casi patronal se levantaba entre el concierto de almas; de mirada brillante, pelo trinchudo y sudoroso como personaje de Ciro Alegría. ¡A Palacio carajo! Repetía incansablemente. Se erguía más allá de su diminuta estatura y con voz trasnochada azuzaba al pueblo a retomar por la fuerza la libertad. Sus seguidores con vena abultada en el cuello gritaban a viva voz la proclamación del empujón y la zancadilla. Abajo los pitucos, el pueblo al poder, al fin y al cabo la gente prefiere al matón, al que dice más lisuras, al más bravo, el que se viste de rojo, de Inca, él si pondrá orden. ¿Por qué se confunden estos rasgos con buen liderazgo y a la prédica ordenada como pituquería? ¿El que no insulta no está a la altura de ser un buen líder?

Han pasado casi cinco años y encuentro en las calles un nuevo caudillo de la pataleta, del descontento, de la venganza y arrimado con sujetos de dudosa conducta. Disfrazados con el nacionalismo y con el antisistema. Un político moral debe vestirse de coherencia, precisamente de esta virtud carece el candidato a la presidencia Ollanta Humala.

En 1992, en la era Fujimori, 21 militares se sublevaron contra la dictadura, entre ellos incluso capitanes; no obstante ese mismo año acciones del “Capitán Carlos” (alias que Ollanta negó como referido a él, pero luego se rectificó aduciendo que habían otros con el mismo apelativo) en Madre Mía serían más tarde consideradas como violación a los derechos humanos según familiares de las víctimas y otros pobladores de la zona. Es que el Perú estaba en guerra, había que ser sanguinario, escucho a un amigo que intenta defender los crímenes imputados. Sí pues, porque soy pobre debo secuestrar a algún rico para pedir recompensa y alimentar a mis hijos.

Más tarde, Julio 1999, el jefe de relaciones públicas del gobierno Fujimorista, Gral. Cano recomienda el ascenso de Humala. Por supuesto el último mencionado alega que el cumplía sólo con su labor militar al servicio del Perú, un tanto discutible su posición ya que al fin y al cabo sirvió no a uno, sino a dos de los órdenes políticos que el considera corruptos y denigrantes para la nación. ¿Por qué no lideró en esa época la revolución moral que el Perú tanto necesitaba? El momento quizás no era el más oportuno estratégicamente hablando. Así que espero hasta el 29 de octubre para levantarse en Locumba, Tacna; cuando la dictadura ya había sucumbido debido al video Kouri-Montesinos. Ya era seguro sublevarse al lado de su hermano Antauro.

Entre los años 2003 y 2004, en Francia y China, Humala ha recibido el pago de US$ 220 459.00 un promedio de 8 000 mensual y poco más de 26 000 cada vez que se mudaba como agregado militar. Sin embargo hace poco criticó a los congresistas de comechados por ganar, según dijo, 10 000 al mes. Ardua labor seguramente cumplía él en estos países, para equilibrar los 2 000 de déficit. El 18 de octubre de 2004 una publicación en el pasquín “Ollanta” repartido por reservistas, exigía el fusilamiento de Toledo por ser presidente de los chilenos, a esto Humala, quien seguía percibiendo el jugoso sueldo, alega que no sabía lo que en el diario se publicaba, yo no le creo, pero es sólo mi opinión. Esta suerte de “periódico” donde se hacía apología al racismo, la violencia y al fusilamiento de judíos, políticos y homosexuales plantea, también en sus páginas el control de Panamericana y El Comercio (medios de información) por el Estado a través de universidades nacionales. ¿Habrá sido este tópico una de las preocupaciones expresadas por Delgado Parker en el almuerzo con Torres Caro? Por supuesto Ollanta ahora se quiere deslindar de Antauro, de Torres Caro, de “boquita de caramelo” Abugattás cuando meten la pata; así como Fujimori hasta ahora dice que no sabía nada de lo que hacía Montesinos. Tal deslinde lo quiere hacer también del partido etnocacerista que con su propia firma fue inscrito en la ONPE. En fin, como político tradicional no tiene nada que envidiar a los actuales.

No se puede hablar de democracia cuando se incurre en el apoyo a levantamientos criminales como la de su hermano Antauro en el intento de derrocar a Toledo, incluso llamando al Presidente de la República a retirarse del cargo cuando fue legítimamente elegido por el pueblo; ni cuando se defiende la ideología de Velasco, quién fracturó al Perú, expropió, se hizo amo de los medios de información y critica a Belaunde en la página 45 de su “plan de gobierno” por devolverlos a sus dueños. No se puede decir que su familia no forma parte de su línea política cuando el 1 de enero de 2005 respaldó a su hermano por el asesinato de 4 policías, o cuando dice no avalar el extremismo de su padre cuando este lo acompaña a actos públicos como el homenaje a Velasco Alvarado el 9 de octubre de 2005. Tampoco se puede decir que respetará la ley y que cambiará la Constitución, cuando la única forma es el golpe de Estado.

La coherencia es pues, la bandera que no se iza en la campaña de Ollanta. Sus fervientes seguidores que se cortan las venas por su líder y se desgañitan por el nacionalismo ¿Cuántos de ellos quedarían en nuestra tierra si se les daría visas para salir del Perú? ¿Cuántos de ellos repartirían sus ganancias si fueran empresarios solventes? Un amigo el domingo me dijo, yo quiero que salga Humala porque soy pobre y me dará trabajo. Lo mismo escuché hace 5 años cuando mi mismo amigo votó por Toledo y terminaba su segunda carrera en la universidad.

Si quieres discrepar conmigo, escríbeme, aprovechemos el intercambio de ideas que permite la democracia, con altura y respeto. Favor de enviar a sus contactos si lo consideran pertinente.

Leonardo Calderón Zavaleta
. 04-03-06