sábado, 31 de enero de 2009

Mientras crujen los huesos (primera parte)

Tomo una botella de Atlas bien heladita, le pido un lapicero a la mesera y mirándola a los ojos le miento en seco, diciéndole que se lo devolveré. Saco de mi mochila el cuaderno de Hello Kitty que me regaló Liliana, cándido, rosado e inmenso, así como tierno y digno de ser sacado hasta en las reuniones de trabajo. Empiezo a escribirle a El Gchu, que se casa, y termino escribiéndole a Milagros algo que, probablemente, tampoco enviaré. Todo ha sucedido tan rápido que me da la sensación de haberme quedado varado en alguna parte de esta travesía y que mi cuerpo anda por ahí flotando, o mejor aún, bailando en alguna discoteca ochentera en pleno año 2009, y lo que me acompaña en este momento es la mera carcasa de un espíritu sujeto con goma de mascar. Estoy en un bar del Tocumen, Aeropuerto Internacional de Panamá esperando por el vuelo a mi insuperable Perú.

Hace un par de semanas sufrí un accidente “traumante”, traumático y traumatizante para mí y para los boquiabiertos testigos que unísonos repetían “Oh my God, Oh my God”, viendo mi pie derecho colgando como cadáver de pollo en pleno mercado tercermundista. Mis 92 kilos alcanzando la altura de 3.30 metros en un salto vertical para recuperar un rebote, aterrizaron sobre el pie de otro jugador, Ralph, haciendo torsión con mi peso y culminando en mi ceniciento tobillo, que a manera de protesta, decidió abandonar su puesto de trabajo e irse a conversar con otros huesos desconocidos. En ese momento sentí que era una mujer virgen y que con caderas estrechas daba a luz a trillizos con hidrocefalia temporal. Mis gritos bien podrían haber sido la representación gutural de una conquista medieval. Tendido boca arriba y con mi pie apuntando a otra dirección totalmente inerte, lo primero que pensé fue “puta madre, voy a engordar”. En ese preciso instante Ralph, un musculoso negro de 2.05 metros de altura, me tomó de la mano (no jodan) y me empezó a gritar “you’ve got to fight man, fight de pain, fight it!”. Entonces me trasladé mentalmente a una película gringa representando la guerra de Vietnam y que me habían herido, y que a fuerza de alientos verbales sortearía la muerte, o moriría valientemente sin derramar una sola lágrima gritando “freedom!” así como Mel Gibson ahuyentaba la mariconada a fuerza de alaridos mientras le cortaban las gónadas en Braveheart.

Cinco minutos más tarde tenía un policía a mi lado impecablemente uniformado mirando mi tobillo y diciendo “Oh my God”. Pasaron tres minutos más y cuatro paramédicos entraban con una camilla como las que usan en la serie ER. Y uno de los más jóvenes me preguntaba qué me pasaba. Tragando saliva espesa, con el dolor devorando mis neuronas quería decirle “no me pasa nada, sólo quería saber si George Clooney todavía trabaja con ustedes”. En realidad eran tres adolescentes en prácticas para ser paramédicos y una mujer paramédico de mediana edad que con una mirada me regaló un poco de calma y con otra derritió al que preguntaba que cuál era el problema. La paramédico mayor señaló mi tobillo que colgaba como chivo expiatorio degollado de mi pierna y el preguntón replicó con cara desencajada “Oh my God”.

Al pasar en camilla amarradito como tamalito verde en vitrina, recuerdo “carajo, justo la clase de aeróbicos”. Se detiene la música y todas las bellas féminas duritas y apretaditas del gimnasio se acercan para ver a este pobre huevoncito más pálido que emo japonés, con una sonrisa de cojudo, a punto de saludarlas con la palma de la mano como si hubiera ganado un concurso de belleza.

Mi siguiente preocupación es el frío al salir del gimnasio, la temperatura está a -22 ⁰ C. Entonces le pido a Ralph que traiga mi ropa del casillero. “No se preocupe por el frío” me dice el preguntón en vías de paramédico aunque en ese momento hubiese querido que esté en vías de extinción, juro, me daba ganas de preguntar su edad porque el solo hecho de que me ande toqueteando me infiere una idea delictiva al menor. “Tenemos un mantita para protegerlo del clima”. Felizmente, pienso. Estos gringos, seguro tienen una manta súper moderna, eléctrica y hasta con conexión internet para estos casos. Madre. Era un pedacito de tela parecida a las que te dan en los aviones. Hubiera preferido la que me tejió mi bisabuelita que a pesar de su ceguera, lograba realizar estas manifestaciones textiles de cariño.

Salgo al estacionamiento en mi pesebre rodante, y no pues, no es que te de frío. No es que te frotas un poquito los brazos y ya. No. El frío no es frío. Es una chaveteada olímpica por todo el cuerpo, es una despellejada con cuchillo sin filo, que te inutiliza hasta para reconocer tu propio sexo. Para colmo los tres aprendices no saben usar la camilla que se acopla y se sube automáticamente al vehículo. Con amabilidad les sugiero, “me bajo y me subo a la ambulancia, que si no me mata el dolor del tobillo, la hipotermia será un asesino mucho más eficaz”. Llega Ralph con mi casaca y con cara de haber cometido un crimen. “You fucking fight that pain man” le sonrío, agradezco y me cubro con la mantita para enanos que me dieron estos huevas y que apenas me cubre el ombliguito al descubierto.

En la ambulancia me toman mi presión y mi pulso, mientras yo les converso entre quejidos de animal nocturno cualquier cosa que se me viene a la cabeza. De pronto la única mujer entre los aprendices mira desconcertada a su compañero, ella es de rasgos asiáticos pero sus ojos se abren como caricatura manga (¿por qué todos los mangas tienen ojos inmensos?), y le dice “¡no encuentro su pulso, no encuentro su pulso!” hundiéndome los dedos en el brazo. Yo no me aguanto y contesto “¿ya me morí?”. La única paramédico y conductora de la ambulancia ahora con más vergüenza que ganas de reprenderlos les dice que mantengan el tobillo en alto. El otro cuasi paramédico, pelirrojo, delgado y de piel casi transparente extrae de una gaveta numerosos papeles. Los firmo sin mirar. Por algún irracional motivo confío en los pelirrojos. Pero cuando me empieza a hacer una encuesta sobre la calidad de su servicio me da ganas de dislocarle el tobillo con mis propias manos y compartir camilla con él.

En la sala de emergencia del hospital Robert Wood Johnson el primero que me ve es el conserje que desinfecta el piso sin ánimo, de pronto mi tobillo le devuelve expresión al rostro y me dice, acercándose con el trapeador “Oh my God”. Unos segundos más tarde viene una enfermera de rostro angelical, de intensos ojos azules y de maneras gráciles. Su presencia me convierte en Rambo. Ya no me quejo. Saco pecho, flexiono mis bíceps. Poso. Ella me pregunta algunos datos y yo quiero darle una biografía de mi vida en versión éxitos only. Me pregunta a quién debe contactar. Mi sonrisa coqueta se borra en un santiamén, no sé qué responder, Juliette debe estar durmiendo, no quiero molestar a nadie. Para comprar tiempo le pregunto con cara de asilado político si en ese espacio puede colocar su número telefónico. Ríe con ética profesional. Saco mi celular y le doy el número de Gabriel. Es el único que se me ocurre.

“Te voy a colocar un catéter venoso, va a salir un poco de sangre”. Por ti, hasta la última gota, pienso tratando de disimular mi carita de enfermo. Le pido que le tome una foto a la aberración que tengo por tobillo y me la envíe al celular, en el fondo sólo es una treta para conseguir su número. Lo hace. Acto seguido, me inyecta una droga que simplemente la convierte en un ser intenso, rodeada de ese cabello dorado, hasta puedo ver que le crecen alas de colibrí y no se desplaza, si no que vuela en la habitación como un hada madrina y me ilumina todo con esos ojos brillantes y dóciles. Sin embargo el dolor no disminuye.

Entra la doctora, me siento el de mayor edad en la sala, es una joven polaca, pecosa, musculosa y sin revelación humana alguna en el rostro. Otra vez el “Oh my God”. Llama a su colega traumatólogo. Viene un muchacho con pinta de surfer hablando por su iphone, risueño y mirando su reloj. Con tanta juventud rodeándome la primera idea de amputación discurre por mi cerebro.

viernes, 30 de enero de 2009

1+1=1 (escrito por inz (né))

Nacemos de a uno,
aunque algunos tienen excepciones.
Mientras conocemos al mundo y crecemos
nos damos cuenta que todo
ha sido diseñado para dos.

Las tostadoras traen espacio para dos panes,
en el auto siempre hay un asiento de copiloto,
las ofertas, la mayoría son de a dos.
No puedes hacer el amor, de a uno
y se necesitan dos para amar.

Amar, aquella palabra usada vilmente
casi desgastada por la frivolidad de su significado (actual)
destejiéndose por la indiferencia con el paso de los años,
pero en la que muchos, insisten en creer.

Alguna vez, me insinuaron
que sólo se trataba de un placebo social
para para no morir rápidamente,
para vivir sin ser tragado por la soledad de la existencia.

Hace unos días, la ecuación volvió a ocurrir
se animaron a sumar, pero a diferencia de las matemáticas
en el amor el resultado es 1.

Se trata de complementarse, de llenar las ausencias
de encontrar eso que tu tienes y que al otro le falta
y dárselo completamente.
Lo mío es empírico, teórico
lo acepto y quizás algunas veces ideal, fantástico
pero en lo vivido puedo decir que:
creo en las parejas, creo en el amor.

Cuando intentes amar la próxima vez
recuerda que no se trata ser dos
sino de ser uno, integrado.

jueves, 22 de enero de 2009

Envidia (Cavilaciones indigentes, pág. 1)


Tú quieres lo que yo tengo,
abrigas la idea de despojármelo, de dejarme en la acera con la cara pegada al cemento.
Yo quiero lo que tú tienes,
y estoy dispuesto a arrancártelo con tus brazos y todo.

Luego.

Cuando tenga lo que tú tuviste.
Querré tener lo que yo tuve.
Y tú aún querrás tener lo que tengo.
Entonces me daré cuenta que tú no has aprendido.
Y yo tampoco he aprendido a querer lo que tuve en su momento.

viernes, 16 de enero de 2009

Beso (escrito por inz (né))

Hoy a desperté con ganas de un beso.
Un beso en el alma, un beso que cure.
Un beso que me dure hasta el lunes,
pero de mi otra vida..

Hoy desesperadamente quería un beso.
uno en la mente que traiga el recuerdo
del último beso que dejaste en mis labios...
ese que soltaste tan amablemente en la sala de urgencias,
aquél que me diste sin saber tu y yo, que no habrían más.

Mientras medito, sobre el tiempo
y sobre cuánto más estaré por aquí,
cuánto más sin empapar mi ser en tus labios
encuentro más reconciliante
la paz del sueño,
el sueño muerto.

Ahora ni mi sapo me puede tranquilizar
de la taquicardia que tu ausencia crea en mi,
ni el gran Martín de Romaña,
ni el gran Varguitas puede vivir sin ti,
mi preciosa Octavia,
Octavia de Cadiz,
Via.

En la ausencia de una flor
para regarla por mis lágrimas escritas
consuelo mi memoria,
intentando imaginar siquiera
lo qué sería recibir un beso tuyo otra vez.
Encuentro delicioso el escape que escribir significa,
sin formas ni leyes, sin rutas ni plantillas,
simplemente sacar el pus (que pensar y repensar)
significa para mi mente y alma.

Quiero llorar, como un crío
quiero gritar, rugir, sangrar...
quiero expresar
la impotencia silenciosa que significa
vivir en tu ausencia,
vivir tu recuerdo.

Hoy me iré a dormir
sin un beso tuyo,
hoy me iré a dormir con tu recuerdo
espero en mi sueño
ponernos al día.

Saudade de ti.
Saudade.

martes, 13 de enero de 2009

Lo que llevas dentro de ti


Abre los ojos y lo ve acostado a su lado, con la espalda desnuda y con la expresión de un niño después de haber cogido todos los dulces de la piñata. Plácido. No quiere moverse para no despertarlo. Y lo contempla como si fuera un cuadro colgado en la pared. Como si perteneciera a una dimensión a punto de quebrarse por su respiración. Su cara está apoyada sobre sus manos cruzadas. Su barba ya le ha crecido un poco, la evoca raspándole los hombros, la espalda, su propia esencia de mujer. Su boca está cerrada pero aun puede oír sus palabras deslizándose por su cuello, trepándose, revolviéndola toda, alojándose en sus sentidos. Y suspira para sí con una realidad prestada de un ser feliz y sin miedo a nada. Cierra los ojos, pero no la embarga la oscuridad, sino la imagen de ese hombre enorme y de movimientos armónicos que duerme a su lado y que al menos ahí, en ese momento, le pertenece sólo a ella. Cierra los ojos tratando de copiar su expresión. En el fondo presiente que no lo logrará.


José se despierta, ella lo oye incorporarse, oye sus pasos descalzos por el piso de losetas. Por un momento la sensación de su cuerpo alejándose de ella la conmueve y le produce un vacío en el vientre, un frío lejano. Pero no abre los ojos porque sería darle tregua a la realidad de la que ella quiere escaparse. La realidad que ella sabe que la asalta con el pretexto del nuevo día, y porque a su luz, vuelve a ser la misma mujer que olvidó durante la noche. Una mujer comprometida con otro hombre.
Quizás ama a Roberto, pero él no la hace reir como José. Roberto no se merece eso, mujer, piensa. Pero yo también merezco tener este tipo de sensaciones, se replica. Se sienta en la cama y observa en el espejo de la pared su vientre plano, su cintura diminuta, sus senos pequeños pero erguidos. Me veo bien. Creo que José se podría enamorar de mí. Pero Roberto es tan bueno y cariñoso conmigo. José es un buen tipo pero nunca tendría exclusividad con él. Roberto me da la estabilidad que necesito. José jamás podría llevarse bien con mi familia. Roberto se esmera para llevarse bien con ellos.

José regresa del baño. Ambos se miran y se sonríen. Se visten. Es un momento incómodo. Es la consumación del acto. La renuncia a permanecer en ese ambiente íntimo. El enfrentamiento de la vida que los espera afuera. O sólo a ella. Porque él siempre parece ajeno a todo tránsito. Parece secuestrado por su propia presencia. Como extranjero de todo síntoma de minusvalía. Lo ve y lo encuentra más atractivo con la camisa arrugada y los botones a medio camino. A la vez distante. Su celular suena, pulverizándola. Es Roberto.

- ¿Hola?

- Susanita, tu mamá me acaba de llamar preocupada porque no has ido a dormir a tu casa. La hubieras llamado.

- ¿Y qué le dijiste?

- Le dije que habías estado conmigo, que se hizo tarde y te quedaste por acá. Así que ya sabes si te pregunta.

- Gracias, amor. Ya tú sabes cómo se pone ella con eso de ir a la casa de Fátima. La pasamos bien. Las chicas dicen que cuándo nos vamos a la playa en mancha.

- (Ríe) La próxima semana aprovechando el fin de semana largo. Dile a Fátima que le diga a su enamorado para ir en su carro. ¿Ya llegaste a la oficina?

- Sí, te dejo, me acaba de llegar un mail urgente. Besitos.

- Ok, chiquita, paso por ti para almorzar. Chau.


José termina de abotonarse la camisa, las mangas. Ella se acomoda el cabello, ya no tiene tiempo de bañarse, en el fondo eso la reconforta pues su aroma la acompañará, al menos hasta medio día. José la mira y sonríe moviendo la cabeza. Ella se sonroja y ensaya una expresión de pudor, bajando la mirada.

- Después dicen que los hombres somos mentirosos - dice José mientras se coloca los calcetines -. Nosotros nunca podríamos mentir tan bien como ustedes.

- No todos, pero tú sí - le responde Susana mientras se acerca por detrás y lo abraza recostándose en su espalda -. ¿Cuándo te veré?

- Por lo visto este fin semana no porque te vas a la playita - agrega con un tono juguetón y sin mostrar molestia -.

- A veces me gustaría que te pongas un poco celoso - confiesa Susana mirándose en el espejo, donde todavía está el corazón que dibujó con su lápiz labial y las iniciales de ambos - .

- A mí también me gustaría -añade José - . No te olvides de llamarme cuando lo saques - le inculca tomando su maletín, practicando un gesto de preocupación nada convincente -.

Salen del hotel. José maneja hablando por el celular. Compra un diario en el semáforo. Lo ojea rápidamente antes que cambie la luz. Susana siente que ya no existe. Se echa crema en las manos y se frota las mejillas con delicadeza. Llegan a la oficina de Susana. Ella baja, antes de cerrar la puerta del auto tras ella, José le recalca sin alejar el celular.

- No te olvides de llamarme - abre los ojos en sorpresa y con la otra mano se señala el vientre -.

Susana ingresa a la oficina. Ha llegado tarde pero sabe que nadie lo notará. Se sienta y deja su bolso colgado en el respaldar de su silla. Ahora está preocupada porque no pudo sacarlo antes de quedarse dormida. Piensa en Ricardo, el médico de turno. Pero desiste rápidamente por la vergüenza que le produciría toparse con él en el trabajo. Si no fuera tan joven y tan hablador, se lo hubiera pedido. Enciende la computadora, contesta el teléfono. Pasan dos horas. Se acerca el mediodía. No puede más. Toma su bolso y decidida a sacarlo, ingresa al baño. Así no podría comer con Roberto, eso sí sería una falta de respeto.
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- Usted se ha comunicado con el buzón de voz de 9-9-9-5-8-2-1-6-6 deje su mensaje después de la señal.

- José, soy yo, ya lo saqué. No compres nunca más esos preservativos - Susana nunca los llama condones, cree que es una palabra muy fea y vulgar -.

viernes, 9 de enero de 2009

Viernes


Salgo del gimnasio sintiéndome Hércules. Me doy un baño. Me voy a un bar. Hoy he hecho dinero y me siento autosuficiente. Siento que no necesito de nadie y que nadie necesita de mí. Hoy he hecho dinero, me repito, no es mucho, pero es el sueldo de un médico de ESSALUD. Sí, soy libre y con plata. Suena la bachatita, se acerca una mujer en mini con unas curvas pornográficas. No gracias, le digo. Hoy estoy solo. Y me río en su cara. Sí. No la necesito, no la quiero. Hoy soy inalcanzable.

Gabriel llega. Y con él la aparatosa carrera de su hablar folclórico y alegre. Yo he construido un muro a mi alrededor, con grietas y telarañas, en su asimetría me siento seguro. Repaso con la mirada el entorno. Lo que me rodea me haría presa fácil de lo que me persigue. Pero hoy no. Hoy he triunfado sobre mi reguero de sensaciones. Hoy soy un hombre solitario e impenetrable. Hasta un poco despiadado. Gabriel sigue conversándome, pero no lo escucho a pesar de sus arritmias orales y risa histriónica.

Pero es viernes y regreso a mi casa. Y te escribo. Y ahora tú eres inalcanzable.

martes, 6 de enero de 2009

Mudo.de.amor (escrito por inz (né))

Cierro los ojos y los abro
Aún no llegas
Los vuelvo a cerrar
Justo acabas de llegar.

Un suave susurro en tu nuca
Tu dermis reacciona a mi primer esfuerzo
Largo cabello y fuerte, como tu carácter
Me intimida un poco, tomo el valor ausente
Y me enrredo suavemente en cada hebra
Perfume de tu piel presente en cada primavera
Gywenchi, chantel, boss, paco, herrera
No pueden siquiera en escencia junta
Estremecer mis sentidos como lo hace tu piel.

Tomo una excusa, el calor
Cambio el tiempo y te llevó en mis brazos
Mágicamente tus prendas y las mías
Son presa de la gravedad
Mi pequeñez me aleja, avergüenza
Pero tu, tan dulce, tan mía, tan tuya
Inzpiras mi entrega, mis detalles, mis respiros
Cada una de mis palabras, se funde en el aire
Viajan infinitas pequeñas distancias para
Entrar por cada poro de tu alma y fundirse:
A tí, a mí.
Tibiamente me siento completo
Taquicárdicamente me siento eterno
Con constante ritmo, repites
Lo más cerca que puedes a todos mis "cientes"
(con-in-sub:conciente)
Sueltas las deliciosas palabras que un mortal
Puede, quiere, necesita escuchar:
"no necesito buscar más, ya te tengo a ti"

Me lleno de poder
Mis venas se emocionan
Me siento uno, completo,
Cada vacío de mí, se llena de ti
Cabalgamos emocionados por campos elíseos
Disfrutamos de nuestros manjares marinos
Lo bello no está en recibir, sino en concentrarse
Para dar el todo, todo para ti
Tanto hay, tanto...
Mundo de amor quedo, quedas.

Respiramos, descasamos, reímos,
Conversamos, callamos, jugamos
Miramos, comemos, lamemos,
Existimos, morimos y volvemos a vivir.

Cada célula de tu cuerpo activa
Infinitas emociones, conexiones en mi
Adicto soy a ti, toda, toda!
Compás exacto el de tu molde
Simetría exquisita cada espacio tuyo

Ya duermes, largo.

Vuelvo a abrir los ojos
No estas por ahora
Volverás, espero

Darte todo de mí
A ti quiero en mi
Ojalá me entiendas pronto
Ya se te extraña

lunes, 5 de enero de 2009

Gaza sin gasa

Las “guerras inteligentes” predicadas con fervor mesiánico por el saliente presidente de los Estados Unidos y sus creyentes seguidores, ha dejado una vez más, prueba contundente de la estupidez humana.
Los bombardeos en Gaza han soslayado a la fecha un saldo de más de 600 palestinos muertos y alrededor de 2800 heridos. Sólo desde la invasión última israelí, iniciada hace dos semanas por el rompiento de la tregua violada por Hamas. Las diferencias bélicas son abrumadoras, no así el odio que data de épocas bíblicas.


El sionismo no ha respetado los tratados entre las parte. Palestina nunca ha sido una nación, desde la ocupación Otomana ha pasado por diferentes administraciones incluyendo los jordanos y egipcios. Y ahora el gobierno israelí pretende hace uso de su capacidad militar para erradicar un gobierno instalado democráticamente. Que ha cometido actos de barbarie también. Así como la agresión israelí en Cisjordania y Gaza.

A estas alturas puedo decir que Darwin estuvo equivocado, el ser humano todavía no ha evolucionado a nada rescatable. Si fue primate, mejor se hubiera quedado así.

Lo que más me exaspera es que la comunidad internacional no haga nada al respecto. La ONU ha probado una vez más ser un ente sin mayor poder de disuasión. Que ni la Cruz Roja pueda ingresar a la zona de ataque, es solo una muestra de la brutalidad. Y que hayan cortado los suministros de energía, agua y alimentos a un millón y medio de personas. Por supuesto esta práctica se viene realizando para extorsionar a la población palestina hace varios años. Convirtiendo a sus habitantes presos de un gran campo de concentración con sabor a patria.


La tierra prometida de los judíos, sagrada de los musulmanes y santa de los cristianos no es más que tierra manchada por sangre de seres humanos víctimas de las ideologías que se dictan a los autómatas creyentes en algo que desafía su propia existencia.
Respeto a todas las religiones y creencias pero cuando su ideología consiste en erradicar seres humanos, caen en la misma bolsa de podredumbre.

PD. Las fotografías fueron tomadas del blog de Heduardo y pueden ser vistas en http://heduardo.blogspot.com/2009/01/holocausto.html
Otros sitios de información y opinión
Este último resume la milenaria disputa

domingo, 4 de enero de 2009

Mi último meme


Sólo por Pequitas haré este meme (palabra de significado desconocido por mí). Porque me contagia con su entusiasmo y buena vibra.

1.- ¿Qué apodos tienes?

Mi entorno cercano me conoce como Nayo (no sé el origen). El más representativo: lechón (gracias a Daniel), variación Lechonardo (El Gchu), también derivan otros dolorosos, producto de mi sobrepeso en la niñez, mi esbeltez en la adolescencia, mi recaída a la obesidad cuando tenía unos 22 cuando nos vetaron de la liga de básquetbol limeña, ahora estoy en mi peso normal a duras penas. Otros apodos ingeniados también por mi pelo largo hasta el hombro en épocas de abundancia y barba poblada, según yo parecía un surfer rebelde, pero la verdad, era la viva imagen de Marco Antonio Soliz, el buki. Pero la lista es casi infinita. Pocos me llaman por mi nombre. He tenido algunos incluso dudosos: matrona, oso arcoiris (el mejor), pequeño (cuando estaba en la universidad, ojo, hacía frío), flacuchento tela, vikingo (por procesar industrialmente bebidas espirituosas sin mayores consecuencias), etc.

2.- ¿Cómo te arreglas el pelo?

Esta pregunta es cruel. Estoy perdiendo cabello. Una tala ilegal. Deforestación de monje franciscano irremediable. Acepto donaciones.

3.- ¿Qué hay nuevo en tu vida?

Personas con mucho talento que escriben en bitácoras virtuales.

4.- ¿Cuántos colores luces hoy?

Negro, verde y el amarillo de mi tanga de tigre.

5.- ¿Introvertido o extrovertido?

Controvertido.

6.- ¿El último libro que has leído?

Madame Bovary de Gustave Flaubert.

7.- ¿Duermes mucho?

Sueño mucho despierto ¿vale?

8.- Si la persona que te gusta está cogida, ¿qué haces?

Enamoro a su novio para que se vuelva gay, lo dejo y conquisto a la chica. Infalible.

9.- ¿Hay algo que te haya hecho infeliz estos días?

La última conversación con Milagros.

10.- ¿Tu postre favorito?

Cheesecake de lúcuma. Soy adicto al dulce. Aunque también me gusta el pastel de acelga, los pastelitos dominicanos, la comida tai, toda la comida peruana, uhmm, ¿de qué estábamos hablando?

11.- ¿Cuánto tardas en prepararte por la mañana?

¿Hay que prepararse? La única ventaja de no tener pelo es no tener que peinarse y salir en 10 minutos.

12.- ¿Qué websites visitas diariamente?

Visitaba Perú21, ahora sólo sigo los titulares y leo La República, por protesta. Noticias mundiales. Los blogs que sigo. http://www.pandora.com/ para escuchar música.

13.- ¿Qué asignaturas estás estudiando ahora mismo?

El caos en todas sus formas. Y una compilación de EPA.

14.- ¿Te gusta conducir y limpiar?

En Lima me gusta conducir porque es un Indy Car sin reglas y con un ajetreo de dedos medios, insultos elaborados y full adrenalina. En otros lados conducir es relajante. Limpiar: me gusta conducir la limpieza. Pero me gusta todo limpio, incluso mi desorden.

15.- ¿Me cuentas un sueño que desees hacer realidad?

Dar con el cocktail perfecto para dormir 8 horas durante la noche.

16.- ¿La última película que has visto?

Soporté La casa del lago, sólo por ver a Sandrita.

17.- ¿Qué es mejor: amor eterno o amor memorable?
Amor sin memoria.

18.- ¿Qué es lo que menos te gusta hacer de tus tareas diarias?
Tender mi cama. Creo que por eso no duermo.

19.- ¿Cuál es tu helado favorito?

El Francesca de Laritza. El yogurt light de fresa cuando recuerdo mi obesidad temprana. El helado cappuccino cuando quiero aparentar ser sofisticado cuando no lo soy.

20.- ¿Qué es lo que esperas con más ansias de los próximos treinta días?

Tener bíceps presentables.

PD. La invitación está abierta a quién quiera hacer el meme a través de los comentarios o por medio de su blog.