martes, 23 de diciembre de 2008

Gente que no me conoció


Conocí a Pedro Pablo Kuczynski en los vehículos que te transportan de la puerta de embarque hacia el avión, en el aeropuerto Jorge Chávez, mientras revisaba una y otra vez mi pasaporte vencido, como si de tanto revisarlo, tendría a bien regresar a la vigencia. Ideando la cara de idiota que pondría al explicar mi ineptitud al agente de migraciones cuando llegase a Boston, quién, estoy seguro, insultándome, me mandaría al cuartito de torturas, porque, vamos, cuando veas esos dedos lubricándose y escuches el látex de los guantes, empieza el drama sicológico. PPK, sus siglas en un maletín de lo más sofisticado, es él, pensé, como si no hubiera sido suficiente reconocerlo instantáneamente viéndole la cara. Adopté postura de diplomático y le dije, Ud. es Pedro Pablo Kuczynski, ministro de economía. Orgulloso de mi conocimiento político, le estreché la mano. El, fino y educado, hizo lo mismo con una sonrisa tan sofisticada como su maletín de cuero. Me dijo que tenía que ir a Washington a una reunión importante. Fue amable, cordial y nunca borró su sonrisa mientras conversaba conmigo. Me dio su tarjeta, al mismo tiempo que lo felicitaba por su labor. Tarjeta que más tarde perdí por la inercia de mi desorden.

A los 14 años, en la Feria del Hogar, abrazado de mi chica castaña, 3 años mayor que yo, apiñado en la primera fila, conocí a Ricardo Arjona. Cantaba esa canción ¨Mujeres¨ que detesto tanto, por su letra ridícula, su rima insoportable y porque me recuerda, que con esa canción, se acercó orondo a Tatiana y le alcanzó una rosa que había sido recibida momentos antes por una fan estridente. Recuerdo que me miró sarcástico y con aires de galán. Esa misma noche, Tatiana, en vista del atropello que había sufrido, me regaló un anillo diciéndome que me querría siempre, el cual también, creo, he perdido por la voracidad de mi caos.

Haciendo hora, decidiéndome entre El gran laberinto de Fernando Savater y The Cleft de Doris Lessing, en Crisol del Jockey Plaza, mientras esperaba a Milagros (anuncio para todos los cobradores y taxistas, entre amigos y entendidos, que me han corregido por decir jo-quei, en vez de yo-quei, como dicen ellos; yo hablo castellano en Lima y digo jo-quei, si quisiera decirlo en inglés diría yo-qui ('dʒɒkɪ)); ingresó Gian Marco Zignano para firmar autógrafos y promocionar el libro que acababa de publicar, La madera del alma. Su sonrisa no le pertenecía. Creo estaba estipulada en un contrato. Lo vi mucho mayor de lo que lo hubiera proyectado. Preferí no acercarme y guardar la memoria intacta de esa conversación que tuvimos, a la salida del Montecarlo, 1998, ambos con pelo, cuando presentó la obra músico teatral Voces y Cuerdas, junto a Jean Paul Strauss, Domingo Garibaldi y Jorge Pardo. La vimos con Maritza, una semana después de haber terminado nuestra relación. Aquella noche, Maritza y yo, salimos cogidos de la mano regresando a su casa, sin decir una palabra.


Cecilia Valenzuela hacía compras en Wong (cuando fue comprado por los chilenos, sentí que me quitaban Arica otra vez) del Ovalo Gutierrez, mi preferido, por su atención insuperable y por el viejito siempre enternado y eternizado, el señor Cochrane, que vive en Enrique Meiggs, que gusta de escuchar el piano, sentadito, esperando conversación. Risueña y acomedida, le dije que siempre veía su programa (no le dije que lo hacía únicamente mientras Rosa María Palacios estaba en comerciales).

A Luis Horna lo conocí entrando a Ace de la Javier Prado, con mirada de pocos amigos, yo que andaba rociado de un humor triunfante preso de alguna bebida vivaz, me acerqué para felicitarlo por su victoria con Pablo Cuevas en el Roland Garros. Apenas me miró. Estaba seguido por su esposa, de cara hermética también.



Saliendo de Plaza Vea, con El Gchu, nos topamos con Farid Matuk. Lo saludamos y comprobamos que sí usa esa corbatita peculiar con el bigote que no le hace juego. Parecía apurado pero fue cortés. Creo que nadie lo saluda en la calle.

En Larcomar vi a Laura Huarcayo, que es más bella de lo que sale en la tele, y es real y simpática. Tomándose fotos con niños, mera excusa de sus no tan angelicales padres para acercarse a ella. En esos momentos yo también quería ser padre de trillizos y tomarme muchas fotos con ella. Hola Laura le dije, hola me respondió con su sonrisa de media cuadra, pero hermosa igual.



En el restaurant de Isla Negra, conocí a Pedro Lemebel, con temor le pedí que me firmara su libro Los incontables, que por suerte había comprado horas antes en el Paseo Ahumada. Por supuesto, guapo, me dijo, tú no eres de acá, tú eres peruano, sí, le respondí, enrojecido. Tenía una bufanda que le cubría la cabeza y una alegría impostada, pero en ese momento, más real que la mía.

A Shakira (cuando era nuestra y no de los gringos, como ahora), la conocí, apenas cuando tenía ella unos 20 años, y yo 18, yo era parte de Defensa Civil y cuidábamos la seguridad en El Estelar de la Feria del Hogar, en el Backstage, nos repartió discos compactos y se tomó fotos con nosotros. El disco soportó mi desorden, pero no a Ximena, que terminó llevándoselo, entre otras cosas, aduciendo venganza por un engaño que nunca cometí, y que en el fondo fue la disculpa perfecta para estar con Rodrigo, mi amigo, quién después me comentó, hacían el amor escuchando mi disco firmado por Shakira.

También conocí a Alberto Fujimori, cuando fue a mi colegio, el Colegio Unión, en Lurigancho, construyó una pista de acceso y donó dos omnibuses que hasta ahora los he visto rondando. Yo estaba en la escolta y saludó los que la integrábamos. Rompimos protocolo y le estrechamos la mano. Todos menos el que cargaba la bandera que no se movió y después se enojó con nosotros por haberlo hecho. Más tarde el poder lo convirtió en tirano. Y al de la bandera en guardaespaldas de Alejandro Toledo.

En el Resort Puerta Palmeras, en Tarapoto, una noche que me puse a jugar billar con una pareja de suecos. Conocí a Alfredo Ferrero, hombre muy amoroso con su esposa e hijas. Es más joven de lo que aparenta en los medios. Risueño y relajado, conversamos a gusto en el bar del hotel, él sólo tomando un refresco de frutas. Yo, algo menos saludable. El siguiente día compartimos una expedición a la Catarata de Ahuashiyacu.


Alonso Cueto no me conoce, pero me escribió debido a la publicación Premio VERDEOPINION 2008, sus palabras infundieron ánimo que perdurará para seguir escribiendo. Me gustaría conocerlo.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Y que compraste por fin en crisol

Diego.

Anónimo dijo...

Me imagino todo es ficción menos lo de la foto con la periodista esa.
Muy bueno, creo que ya te estás perfilando como un escritor mediano.
Pedro C.

Anónimo dijo...

Entrenido y divertido. Dime de milagros!!!!!!!!! la odio un poco por ser tan mala contigo.
ROcio

Enrique Palacios dijo...

Leonardo.. aprovecho para desearte una muy feliz Navidad... pásala chvre y no te pongas nostálgico... ya después te saludo otra vez, x año nuevo jaja

Un abrazo!

El Gchu dijo...

De todos los "encuentros cercanos" vertidos en este blog, soy testigo (así sea solo audiovisual) de un 60% podría afirmar.. yo podría sumar un cruce en la calle con Waldir Saenz, pero creo que no califica...
Abrazos lechon.
El Gechu

verdemundo dijo...

Diego, compré los dos libros, pero inmediatamente regalé el de Savater, y me quedé con el de Lessing. Muy mala desición.

Pedro, nada es ficción, tengo que cambiar mi descripción. Gracias por lo de mediano escritor?

Rocio, yo también la odio un poco a veces.

Ki, no me pondré nostálgico, si me prometes que tú tampoco.

Gchu, no califica, hay encuentros más sinuosos como el que te conté con Shirley Cherres, pero tampoco aplicaba.

Anónimo dijo...

manya man.............no sabia q habias conocido al chileno marica..............todavia no lo leo.....voy a consegir algo de el.Un abrazo.chachy

Luly dijo...

prometo escribir algo acerca de mi querido Puerto Montt y de como llegue a vivir aquí.

Yo también me he encontrado con algunos personajes de por acá,pero hay una que me cayó muy mal porque me miró de arriba para abajo cuando una compañera le pidió que me diera un autografó que se creerá la muy...
Aparte de eso aquí por está ciudad no pasa mucho.

Feliz Navidad besos

verdemundo dijo...

Chachy, ese chileno es más hombre que tú... jaja

Luly, una feliz navidad para ti también, te estoy visitando seguido. Me puedes pasar algunas fotos de tu Puerto Montt?

Inz dijo...

y tu?
te olvidaste cuando conociste a la marmota asesina? ssssss.... imagino que a los buenos los dejas para un post por cada uno? no?

Enserio que es más hombre que Chachy?

Harold dijo...

Very nice twists, 'hacian el amor con el CD que me firmo...' 'se convirtio en el seguridad de Toledo' ... WHO?! Gerson? ...

you just cant make stuff up like that...

Feliz Navidad... y mejor anio... one of these days, cranberry juice or something man...

Egg.

verdemundo dijo...

Né, pronto la historia de la marmota asesina.

Webo, jaja mejor un jugo de San Pedro para ponernos a tono. Thanks for dropping by.. do it more often.
Please bro, no names people may sue me!!!

chica diez dijo...

que ramillete de famosos. en mi hall of fame estan haber viajado en avion con miss venezuela, que entonces era tambien miss universo, y otra vez asiento-con-asiento con diego bertie, cuando aun era un simbolo sexual. alonso cueto una vez me entregó un premio. es altisimo y adorable.