miércoles, 21 de julio de 2010

Auster vs. Roth: la narrativa digital.




Estaba claro que pasaría, lo único que faltaba por saber era cuándo. Me estoy refiriendo al hecho de que Amazon ya vende hoy en día más libros electrónicos que de pasta dura; y es que según la nota de prensa oficial publicada por la compañía, en los últimos tres meses han vendido casi 143 ebooks por cada 100 libros de papel y pasta dura.

Es más, en el último mes los datos se están acercando a la impresionante cifra de casi dos libros electrónicos vendidos por cada uno de pasta dura, algo impensable hace tan sólo unos meses y que Jeff Bezos, CEO de Amazon, consideró como “increíble teniendo en cuenta que llevamos vendiendo libros de papel 15 años, frente a los 33 meses que llevamos dedicados a la venta de libros electrónicos para el Kindle”

Con el lanzamiento del iPad y la aparición de otros competidores dentro del sector del libro electrónico, muchos pensaban que Amazon, el Kindle y su tienda de ebooks estaban en la cuesta abajo de su carrera, pero estos datos vienen a mostrar que todavía queda mucho por decidir en esta industria y que el crecimiento de este tipo de formatos, es por ahora, imparable.

Todavía se está muy lejos de generalizar este mercado electrónico de libros en América Latina y Libranda, que ha sido creado como plataforma para libros en castellano todavía tiene problemas de compatibilidad con iPad y Kindle. Al menos tenemos el beneficio de no tener que soportar las pruebas de inicio frente a esta nueva tecnología. Esperaré mi compra.

He traducido esta entrevista y la comparto con ustedes.

Philip Roth dice que los libros están muriendo ¿Tiene razón?
Philip ha estado hablando de esto hace décadas, el hecho es que él sigue escribiendo libros y la gente sigue leyéndolos. Y yo estoy en profundo desacuerdo. Los seres humanos necesitan historias y las buscamos en diferentes lugares. Si es televisión, historietas o canciones en la radio, en cualquier forma.
La gente está hambrienta por historias. Piensen en su niñez, cuán importante era el cuento antes de dormir. Qué importante eran estas experiencias imaginarias para ustedes. El hecho de darle forma a la realidad. Yo pienso que los seres humanos no lo serían sin narrativa, sin ficción. Puede ser que el mercado o la forma cómo las cosas se mueven, impulse menos gente a leer novelas como antes. No obstante, si entran a una librería hay miles y miles de ellas. Y no hubiera impresiones si alguien no estuviera comprándolas. Las bibliotecas están llenas de novelas y la gente las lee. Y esto no va dejar de suceder. La novela es una forma tan flexible, no es un sólido, no está parametrada. Se puede hacer cualquier cosa con ella. No hay apuestas, ni reglas. La novela, como la sociedad, se reinventa constantemente así misma. Cada momento histórico necesita narrativa para contarlo. A pesar de mi admiración por Philip Roth, estoy en desacuerdo con él.

¿Cómo cambiará la literatura en la era de internet?
Sé que está cambiando ahora mismo, hay cosas que están pasando hace diez o veinte años atrás. Narradores múltiples, la forma cómo se ofrecen las historias... No sé, no sé, no soy un hombre muy interesado en la tecnología, me es esquiva, confieso que no tengo una computadora o celular. Leí recientemente acerca de una revista digital que envía cuentos cortos para que la gente los descargue en sus celulares. Quizás esto sea interesante, quizás no. La gente trata nuevas ideas con la nueva tecnología y es muy temprano predecir hacia dónde se dirige esta moda. Pero, otra vez, así sea digital o impreso, no importa, son palabras que alguien lee y que van formando parte de su propia experiencia. Eso es todo lo que importa.

Vean también http://hablandodelasunto.com.ar/?p=6810&utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+HdA+%28Hablando+del+asunto%29

2 comentarios:

Zayi Hernández dijo...

Escuché acerca de ello. No sé, los libros digitales son un invento fenomenal, sin embargo, me gusta pasar páginas, oler los libros, sentirlo...mañas de vieja que tiene una.
Besitos.

verdemundo dijo...

A mí también, pero a los arbolitos no.