viernes, 24 de abril de 2009

Lo que supo Supa


Ayer, mientras miraba “Prensa Libre”, programa nocturno periodístico dirigido por Rosa María Palacios cambié mi obtusa forma de pensar con respecto a los congresistas a los que yo consideraba muñecos de adorno en la cámara. Tengo una predilección por los académicos, los que estudiaron y pudieron desarrollar una carrera política en base a esfuerzo de superación y conocimientos. Aun creo que son los que de alguna forma marcan la pauta en lo que es relevante dentro del Congreso. Por supuesto, esto es mermado por las “coincidencias” políticas y alianzas vomitivas que puedan surgir.

Nunca he sentido un acercamiento hacia los congresistas electos por popularidad. Sean los deportistas calificados, dirigentes de equipos futbolísticos, cocaleros, vedettes y otros, incluso, innombrables. Tampoco entendía como personas que no han pasado por la universidad podrían generar proyectos de ley coherentes y de beneficios integrales para la población. Pero después de escuchar la entrevista a la congresista Hilaria Supa, entendí que estaba equivocado.

Hilaria Supa nació en el distrito de Huarocondo, Anta, Cusco en 1957. Sus padres eran peones en una hacienda y su abuelo fue asesinado por defender los derechos de los campesinos. Aprendió a hablar castellano recién durante los años de su juventud. Era analfabeta. A los 15 años ya estaba casada y esperando un hijo. Y para los 22 su pareja había muerto dejándola con tres hijos más.

Los inicios como representante de su comunidad se remiten al Comité Micaela Bastidas, donde organizaba comedores para niños de bajos recursos y luchaba por las tierras de los campesinos. En 1991 se hizo secretaria de la nueva Federación de Mujeres de Anta (FEMCA), en la cual fue responsable para la alfabetización de las campesinas y la medicina tradicional. Criticó el uso irresponsable de agroquímicos.

También luchó por los derechos de las mujeres durante la época de Fujimori cuando eran esterilizadas masivamente con engaños y en condiciones de alto riesgo para su salud.
En el 2006 fue elegida como congresista por Unión por el Perú jurando en su idioma materno, el quechua.


Durante la entrevista Rosa Palacios le preguntó cómo sus conocimientos sobre los campesinos y el cultivo de la tierra eran relevantes en el Congreso. La intención de la abogada no fue minimizarla. Todo lo contrario. Le estaba dando la oportunidad para que el público pueda entender la importancia cultural que ella puede aportar al Perú. El Perú ancestral y lleno de conocimientos tradicionales. Entonces comprendí las críticas que se le hace a la congresista. Ella no es articulada ni sabe argumentar. No ha desarrollado la capacidad de hilvanar ideas completas que persuadan al público. La entrevistadora hizo un ejemplar trabajo encaminando las respuestas de la congresista y apoyándola en estructurar la intención que traían sus palabras. Hilaria Supa debería conseguir asesores que cumplan esta función.

Otro dato interesante de la entrevista fue cuando Palacios hizo mención al libro “Hilos de mi vida” biografía de la entrevistada, y relató que las madres de estas regiones mantenían a sus hijos con bajo peso para percibir la ayuda del Estado, ya que se repartía comida únicamente a niños con estas características. Por ello, es necesario Hilaria Supa, porque ella sabe realmente los problemas de su región y la inaplicabilidad de ciertas políticas.

Negar la hoja de vida de esta política y vapulearla, como lo han hecho algunos congresistas y periodistas, es negar a un sector de la población que ella representa. Es decir que el Perú contiene únicamente a los privilegiados que pudieron optar a una educación. Es ignorar a peruanos que han visto en ella cualidades de organización, de liderazgo y que han depositado en ella su confianza.

El hecho de no saber escribir correctamente o de no tener una educación académica no la disminuye en las capacidades que tiene para traducir el clamor válido de un sector de la población. Un sector que preferimos ignorar y ridiculizar por no ser lo suficientemente sofisticado. Un sector que merece del Estado educación y cuidado de la salud. Si se invirtiera más en educación y en alimentación tendríamos representantes de estas comunidades con mejores herramientas de gestión y sus proyectos serían viables.

Por ello, yo sí pido disculpas a nombre de los ignorantes. Ignorantes, (hasta hace unas horas) como yo, por perder la percepción y recurrir a fórmulas académicas. Supa, que sí supo plantarse a lo Kina y responderle al periodista Mariátegui dijo: a mí no me tienen que pedir perdón sino a los peruanos que me eligieron. A los quechuas, aymaras y amazónicos.

Espero que estos debates generen un análisis más profundo de la situación. Y que, finalmente, podamos constituirnos en una sociedad madura, respetuosa de las ideas, tradiciones y cultura de todos los peruanos.

lunes, 20 de abril de 2009

martes, 14 de abril de 2009

Fujimuris futurus abruptus pest



He leído con paciencia variopintos y sendos artículos de numerosos líderes de opinión. Casi todos celebran la sentencia a 25 años del ex mandatario del Perú, Alberto Fujimori, por los delitos de lesa humanidad en los casos: Barrios Altos y La Cantuta y los secuestros de Gustavo Gorriti y Samuel Dyer. Porque dicen es la moralización del Perú, porque dicen es la justicia que finalmente se ha erguido para liberarnos de dictadores futuros, porque es lo que se merece después de tanto abuso de poder y crímenes. Sólo he leído dos artículos referidos al juicio que, a mi criterio, carecen de fundamentos y defienden, como en los mejores tiempos de la prensa subordinada, a nuestro “benefactor”. Federico Salazar y Javier Valle Riestra han despotricado sobre los resultados del juicio aduciendo que no hay pruebas que señalen a Fujimori como autor mediato de los crímenes antes mencionados. Luego, sale una encuesta dudosa donde se asegura que el 70% de los peruanos no están de acuerdo con la sentencia. Desmentida, dudosamente también, por Marco Sifuentes.

Aquí lo que dice la calle, el barrio, la gente de a pie y los que toman combi. También los que tienen sus carritos y los llevan al Parque de Chaclacayo y ponen la música que les agrade, siempre y cuando no sea demasiado lejana de la tendencia chaclacayina. La gente que se toma sus chelitas debajo del letrero que dice: prohibido libar alcohol, gente que conozco y o la que me presento en una noche bohemia para conversar de sus apreciaciones. Algunos dudan como si fuera cámara escondida. Otros, animadísimos, quieren explayarse en sus ruidosos comentarios que aprendieron en el noticiero de la mañana y que repiten con sus vasito de plástico lleno de cerveza en un ademán sincero de convicción. En esas horas de madrugada donde las mentiras no existen y las poses se esfuman después de unas cuantas rondas. La verdad es a continuación sugerente, metódica y muy divertida.

- Que suelten a mi chino - dice Daniel - , antes ¿a caso hubieras podido meterte tus chelitas tranquilo aquí?

- Antes se volaron la comisaría que está ahí donde está el chifa* - lo interrumpe Chris, señalando con el dedo el chifa cerrado, sin soltar el vaso-. Los sacaron a los tombos** y los llenaron de plomo esos terrucos*** malnacidos.

Todos asienten con la cabeza. Algunos éramos muy niños pero recordamos las noticias, las conversaciones de nuestros padres, ese miedo generalizado, los apagones, las bombas, los muertos desmembrados en las noticias de las 8 de la noche, si había fluido eléctrico.

- Era una época donde había que hacer eso pues, Alan se hizo el huevón nomás, alguien tenía que hacer algo - dice Mario, recostándose sobre su nuevo auto Kia y botando la espuma sobrante de su vaso -. Pero eso no quiere decir que no fueran crímenes.

- Correcto - acoto- fácil le hubiera sido a Fujimori, que controlaba el Poder Judicial, encerrar a todos los terrucos y tenerlos como trofeos de guerra. Acababa su gestión y ahorita sería presidente del Perú en vez de estar preso por huevón.

Satisfecho por mi comentario, agrego con un cinismo desmedido.

- Además fueron cojudos pues, como van a cometer semejante crimen y no desaparecer los cuerpos, y encima los indultan a los militares por esas matanzas, ahí solitos se fueron de imbéciles.


- Que lo indulten, tanta vaina, sin él ahorita el Perú no estaría así - dice Daniel.

En realidad sólo Mario y yo estábamos de acuerdo con la sentencia, Daniel y Chris que lo indulten y los 8 restantes que le bajen la pena.

Animado, prosigo cambiando la escena. Les pregunto a mis amigos ¿qué hubiera pasado? si el chino hubiera entrado a la sala donde se lo juzgaba, con la frente en alto, diciendo: sí, yo fui el que ideo toda esa estrategia de guerrilla contra el terrorismo, porque eran tiempos difíciles, era lo único que se podía hacer. Soy responsable de las víctimas y pido disculpas por los inocentes. Me juzgarán ahora por los crímenes que cometí, pero todos aquí saben que de otra forma no hubiese existido la paz.

Todos se miran, me miran, Daniel ya no mira porque está cabeceando. Quizás le hubieran bajado los años agrega Edilberto, que es abogado. La situación sería otra. Creo que Nakasaki aspiró mucho y se quedó con una condena de esa magnitud.

Finalmente, no hay pruebas que señalen a Fujimori como autor. Me refiero a una confesión escrita o un documento ordenando textualmente el aniquilamiento de estas personas, terroristas o no, con derecho a un juicio. A Capone tampoco se le encontraron pruebas, pero nadie dudaba de la mafia que había montado. En estos casos la lógica penal trata de demostrar los hechos y su relación con el sospechoso. Se demostró que el grupo Colina pertenecía a una estructura con mandos que finalmente recaían en Fujimori, pasando por Montesinos. El gobierno sostenía económicamente e indultó a estos criminales cuando fueron descubiertos. Estos son indicios suficientes para culparlo. Toda la sentencia puede ser encontrada en http://www.pj.gob.pe/CorteSuprema/spe/index.asp?opcion=detalle_noticia&codigo=10409. El indulto para casos de lesa humanidad no existe. Podría Alan indultarlo. Keiko y Bayly de llegar a ser presidentes también lo indultarían. Eso significaría renuncia a la Corte de San José y ser parias en cuestiones de derechos humanos.

Creo que Fujimori perdió la percepción de la realidad. Se sintió todopoderoso. Montesinos se lo hizo creer. Hizo mucho por el país, pero también fue un criminal. Por lo último se lo juzga, por lo primero creo que ya cobró sus honorarios en forma holgada y se los llevó en voluminosas maletas a Japón. Luego demostró Fujimori, al ir a Chile, que sin Montesinos era un inválido en estrategias.

Todavía existe otra instancia. Creo que le bajarán los años. Menos de 20 no sería apropiado. Por haber sido presidente, le deberían dar todas las comodidades necesarias en su prisión. Y que los domingos le hagan su parrillada con toda la familia y que Bayly vaya y cuente sus chistes aristocráticos y le unte crema bronceadora a Kenji. Que se jueguen su pichanguita toda la corte de ayayeros descerebrados y que después se metan a la piscina. Sí que le pongan piscina al chino. Pero que esté encerradito ahí, como trofeo de la democracia. Encerradito hasta los 97. Como dice Beto Ortiz, cuando lo reelija el pueblo peruano como el presidente más longevo del mundo.
* restaurante donde se sirve comida china criollizada.
** policías.
*** terroristas.

martes, 7 de abril de 2009

Para Milagros, porque es viernes


Bajo del taxi. Primera vez que llego tarde y segunda que llego en taxi. Le he agarrado una necesidad imperiosa a usar transporte público. Siento que es una práctica que me devuelve cierto contacto con seres humanos. Me gusta que me rocen, independientemente del sexo, cualquier parte de mi frígido y alicaído cuerpo. Me gusta pedir por favor que abran la ventana. Me gusta detestar los olores baratos de colonias mañaneras y su transformación fétida por las noches. También me gusta mirar por la ventana a la muchedumbre caminando guiados por unos hilos inmensos, mágicos y con fecha de expiración. Me gusta ver a las chicas yendo a sus institutos leyendo alguna separata pirateada de algún libro y a los muchachos durmiendo boca arriba mientras escucho la música que Mara me ha grabado y leo algún libro.

Entro a la oficina y mi jefe me recibe con una sonrisa amarilla (porque fuma como un desgraciado), pero sincera. Carajo, qué habré hecho ahora, pienso. Me dice que estoy haciendo un trabajo de puta madre. Que quiere que le estandarice todo en la empresa. Que quiere que dirija la próxima obra en Toquepala. Que soy un muchacho de la puta madre, me dice. No sé si ligar puta madre con matiz de halago. Lo intento y termino creyendo que soy de puta madre.

En el almuerzo vamos a un lugar discreto pero carísimo. Buena comida. Me conversa de su esposa. Es una mujer alta de expresiones finas y modales alturados. Siempre viste elegante y tiene una expresión de cortesía, adornada por sus ojos azules intensos y su boca pequeña. No la aguanta más, me cuenta. Por eso tiene una chiquilla de 22 años, con ella si se le para toda la noche, lo dice con los ojos abiertos y haciendo puño con la mano derecha moviéndola hacia atrás y adelante. Con ella si siente que su corazón cuarentón late como un chiquillo endiablado. Pero no es la única, tiene otra. Es una bailarina del Eros, el night club. La conoció hace dos años y desde entonces la recoje cada 15 días sin importar la fecha. Ella sube a su carro y sin decir una palabra entran a un hotel. El sexo es salvaje, me asegura. Pero no acaba ahí muchacho, sigue diciendo mientras se lleva un bocado a la boca. Tengo otra, es casada y bordea los 40, con ella el sexo es ligero y calmado, casi como una danza de ballet. Ella pinta cuadros y es afamada. El me dice que con ella se siente todo un caballero. Con ella podría quedarse, pero sin dejar a las otras, ríe, otra vez el amarillo de sus dientes me repite que debo dejar de fumar.

Bebe un trago más de vino. Yo también.

Aspira el cigarro y me dice sin botar el humo que no se separa porque eso sería dejar la mitad de toda su empresa a la arpía esa, así la llama él. Yo asiento toda la conversación sin decir mucho. No quiero poner mi mojigato punto de vista porque es contraproducente y aburrido. Salimos del restaurant. Subimos a su Porsche. Regresamos a la oficina.

Leonardo, me dice. Quédate esta noche y vamos a perrear por ahí.

Mejor mañana, le digo.

Hoy tengo que hacer algo en la noche.

Ya pues ni modo, responde. Tan joven y tan monse, me dice sin el mayor reparo de sus palabras.

Entonces entro a mi casa prendo la computadora y escribo: Para Milagros porque es viernes.

¿Tengo un jefe de la puta madre o mi jefe es un puta de su madre?