lunes, 23 de mayo de 2011

El ruido de las cosas al caer



¨El primero de los hipopótamos, un macho del color de las perlas negras y tonelada y media de peso, cayó muerto a mediados de 2009. Había escapado dos años atrás del antiguo zoológico de Pablo Escobar en el valle del Magdalena, y en ese tiempo de libertad había destruido cultivos, invadido abrevaderos, atemorizado a los pescadores y llegado a atacar los sementales de una hacienda ganadera. Los francotiradores que lo alcanzaron le dispararon un tiro a la cabeza y otro al corazón (con balas de calibre .375, pues la piel de un hipopótamo es gruesa); posaron con el cuerpo muerto, la gran mole oscura y rugosa, un meteorito recién caído; y allí, frente a las primeras cámaras y los curiosos, debajo de una ceiba que los protegía del sol violento, explicaron que el peso del animal no iba a permitirles transportarlo entero, y de inmediato comenzaron a descuartizarlo.¨

Juan Gabriel Vásquez, ganador del Premio Alfaguara con la novela El ruido de las cosas al caer. El título ya de por sí es sumamente atractivo, me hace recordar un haiku, (aunque no recuerdo el autor) en donde se hace mención sólo al golpe de una puerta que se cierra, al fondo de la casa. Cuando uno permanece en soledad, estos sonidos toman un protagonismo inevitable.

Este libro es sobre las cosas que caen, sobre las relaciones familiares marchitas, sobre Bogotá que se despedaza ante la violencia de los años 80, cuando el narcotráfico no daba escapatoria.

Antonio es un joven profesor universitario que conoce en un billar a Ricardo. Entablan una amistad extraña y al poco tiempo Ricardo es acribillado y muerto. Antonio cree que al entender la muerte de su fugaz amigo podrá entender también, al menos un poco, su propia historia. Una novela en donde uno no es culpable de sus actos sino sufre la vulnerabilidad constante que prodiga el caos de la vida.

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