lunes, 7 de marzo de 2011

Dos años sin Blanca



Dos años han pasado desde ese día, jueves 12 de marzo, en el que Blanca Varela volteó la cara contra la pared, como escribió en el último poema Nadie nos dice de Falso teclado, su último poemario, que bien puede ser leído como un poema de aprendizaje porque para morirse también hay que aprender.

Los relatos de aprendizaje, parece decirnos Blanca, no solo los escriben los jóvenes. Y como en muchos de sus poemas, los animales son los maestros. Nadie nos dice cómo voltear la cara contra la pared / y / morirnos sencillamente, pero ella los vio: así como lo hicieron el gato / o el perro de la casa/ o el elefante, dar la vuelta, caminar como quien va a una impostergable ceremonia. Y aprendió.

A través de su materialidad, la imagen del elefante que camina batiendo orejas al compás del cadencioso resuello de su trompa en la búsqueda de la pared como último refugio después de acercarse “a lo ya vivido” para olerlo, solo olerlo, el poema logra comunicarnos lo indecible, lo aterrador de ese pasaje y su misterio al que todos asistiremos: impostergable ceremonia. Para eso estamos / para morir/ sobre la mesa silenciosa / que suena, escribió en Falso teclado, poema que le da título a su último libro.

Falso teclado es el testamento poético de Blanca Varela. Un testamento que es también el relato del aprendizaje de la vida y de la muerte: momento como tumba o nacimiento / lugar de encuentro. (Giovanna Pollarolo)



Escena final

he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

a eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio y la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta
no hay otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa.

2 comentarios:

kawsay dijo...

Un poema muy bello. Al parecer la clave es mantener la puerta entreabierta. Aunque no sé qué descifra esa clave. Mejor no saberlo.

butterfly dijo...

muy hermozoo..!!